Balance a los 50
Aunque solo quisiera mirar el nuevo camino que se abre ante mi, es inevitable y necesario echar la vista atrás. Y en el retrovisor de mi memoria veo mucho hecho y mucho logrado, al igual que también mucho que se quedó sin hacer y sin lograr. Y de repente, todo eso que se quedó por el camino ya no me importa ni me domina, al menos como antes. Ya no persigo sueños rotos ni relaciones perdidas. Y curiosamente, eso me da una nueva perspectiva.
Cada década nueva nos hacemos grandes preguntas. Cuando cumples los veinte te preguntas qué quieres hacer en tu vida, a qué te quieres dedicar, cómo te gustaría ganarte la vida… A los treinta te cuestionas si tus prioridades han cambiado, y aunque seguramente la respuesta es que sí, apenas tienes tiempo de parar a reorganizar tu vida, y sigues en piloto automático hacia lo que te propusiste hacer cuando cumpliste los veinte.
Al cumplir los cuarenta reflexionas sobre lo que has logrado, y quizás te das cuenta de que no tienes la vida que quisieras, pero la mayoría de las veces no nos paramos a reflexionar si seguimos queriendo lo mismo que cuando teníamos veinte años. Y aunque en el fondo sabemos que nuestras prioridades han cambiado, continuamos por el mismo camino por miedo al cambio, a pesar de la frustración que se posa en nuestra alma. Pero a los cincuenta la gran pregunta ya no tiene que ver con el hacer o con el tener, sino con el ser.
Casi ya en los cincuenta, estrenando la capa de la serenidad, me pregunto quién soy yo en este ahora, quién soy sin mis dramas, o sin mis planes… Y me doy cuenta que soy la suma de mis decisiones, de mis anhelos, de mis errores, de mis aciertos, de mis vivencias, de mis aprendizajes, y de mis relaciones. Y esas respuestas me llevan a otra pregunta de más difícil respuesta: ¿quién quiero ser realmente?
Mi vida había sido una montaña rusa, tan pronto estaba arriba como estaba abajo, y mientras bajaba siempre mantenía la vista arriba. Saber que podía volver a estar en lo alto, me daba la esperanza y las fuerzas para emprender de nuevo la subida. Cada nueva remontada me hacía más experta en planificación y en gestión del tiempo. Aprendí a crear proyectos y planes de empresa, a diseñar detallados planes de acción y a reorganizar prioridades. Sin embargo, a pesar de alcanzar mis metas nuevamente, no lograba mantenerme en la cima. Y cada nueva subida resultaba más pesada, pues los problemas se encadenaban a mi arrastrándome en dirección contraria. Me sentía como Sísifo en su eterno subir y bajar de la montaña.
Mi vida tomó otro significado cuando descubrí que tengo un propósito y una misión que cumplir (o varias) para llevar a cabo ese propósito. Y ahora que sé cuál es mi propósito vital, también sé que éste me moldea y me convierte en la persona que estoy destinada a ser. Al conectar con mi propósito he descubierto una nueva manera de definir y cumplir mis sueños; he aprendido a ver la diferencia entre los sueños del ego y los sueños de la esencia, entre la acción masiva y la acción inspirada; he reorientado mi brújula hacia mi interior y he hallado nuevos senderos de consciencia que explorar.
En definitiva, he cambiado el vivir para hacer y tener, por el vivir para ser. He decidido cambiar el temor por el amor, la tristeza por la alegría, las prisas por la pausa, soltar el control, mirar adentro y no fuera, recuperar el asombro y la frescura de la inocencia, contemplar las huellas que dejan cada uno de mis pasos, y ser consciente de cada instante.
Ahora saboreo cada momento sorbo a sorbo, como cuando me tomo uno de esos deliciosos batidos de varias frutas o verduras que se mezclan en perfecta armonía. Por eso llamo a mi nueva forma de vivir, smoothly. Si este año 2020 no hubiera contado con el desarrollo personal que he hecho y no hubiera sabido todo lo que he aprendido, sin duda lo habría vivido como un auténtico infierno. Sin embargo, gracias a mi nueva filosofía de vida puedo decir que está siendo uno de los mejores años de mi vida, y no precisamente porque esté exento de retos.
Sé que vivimos tiempos inciertos y que hay muchas cosas que escapan de nuestro control, aunque siempre hay algo que está en nuestras manos, y eso es nuestra vida. Te invito a vivir la VIDA SMOOTHLY y a conocer el Método SMOOTH para cumplir tus sueños y hacer del nuevo año que se aproxima el mejor de tu vida.
En este webinar te compartiré los detalles de mi filosofía de vida Smoothly y del Método SMOOTH. Será el próximo martes 24 de noviembre a las 20 hs (hora de Madrid, España). Regístrate gratis con la contraseña “soy50ñera” en este enlace:
https://escuelaconscienciayamor.classonlive.com/webinar/VIVE-LA-VIDA-SMOOTHLY
Además, solo por asistir al webinar obtendrás de regalo mi ebook “El Método SMOOTH.”
Gracias por leerme. ¡Espero verte en el webinar!
Con Amor,
Emma García - Cofundadora de la Escuela Consciencia y Amor
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