Las ‘colas del hambre’

   Una de las cosas que me han producido más pena –quitando, por supuesto, las dramáticas y dolorosas cifras de fallecidos que nos está dejando esta pandemia-, son sin duda las ‘colas del hambre’. Me dan pena y también un cierto miedo, porque demuestran que en esta vida, todo puede cambiar de un minuto para otro.
   Si hace un año, o solamente unos meses, nos hubiera contado alguien la que se nos venía encima, estoy segura de que no le hubiéramos creído. Pero la realidad es más cruda que nunca y no sólo hemos tenido que adaptarnos a sobrellevar un confinamiento que suena a película de Hollywood, sino que nuestra vida ya no volverá a ser igual que a principios de marzo de 2020. Probablemente en años y no sé si alguna vez lograremos parecernos en algo a lo que fuimos y vivimos.
   Volviendo al tema que os comentaba, estas colas están formadas por una gran diversidad de gente. Están los más desvalidos de nuestra sociedad, los que necesitan continuamente de alguna ayuda porque no han podido crear un estatus vital que les permita sobrevivir, pero ahora están también multitud de mujeres y hombres trabajadores, que han visto como de la noche a la mañana se han visto abocados al paro o a un ERTE y que han dejado de recibir ingresos. Y ya van tres meses.
   Algunos hablan de que en estas colas hay también gente que no lo necesita de verdad y se aprovechan de la situación… yo no lo creo, y seguro que en todo caso, serán pocos. Lo que sí ha habido son muchas empresas que en lugar de aguantar un poco en beneficio de sus trabajadores, se han acogido rápidamente a las ayudas y bonificaciones, sin tener en cuenta el dinero que han ganado en los ejercicios pasados. Ahí están por ejemplo los clubes de fútbol. ¡Qué vergüenza! Pero allá cada uno con su conciencia.
   ¿Quién de nosotras podríamos aguantar una situación así? ¿Durante cuánto tiempo? Si tenemos la suerte de contar con un ‘colchón económico’, aunque sea pequeño, a lo mejor podremos resistir un tiempo, pero no mucho, y si no hay una familia detrás que apoye la situación, puede ser terrible.
   Sobre todo porque además, en muchos casos, tampoco hay una certeza de hasta cuándo va a durar esto, si se van a poder incorporar a trabajar el mes que viene o en septiembre, o quién sabe cuándo. Estos días he oído testimonios que ponían los pelos de punta… Es como pasar de un lado al otro de la valla sin apenas darte cuenta.
   Creo que nuestra sociedad, y por supuesto en nuestro nombre los responsables públicos, tienen que hacer algo ya para solucionar esta situación. Porque las ayudas llegarán pero cada día que pasa para estas personas que se tiran horas en una cola –ahora a pleno sol en muchos casos-, para que les den lo básico para sobrevivir, nada de productos frescos ni alimentación saludable para los hijos que seguramente la mayoría de ellos tienen en sus casas, se les deben hacer eternos y tremendamente difíciles. No me imagino tampoco cómo será el momento de conciliar el sueño. ..
   Me pongo en su situación y de verdad que siento un enorme vértigo en el estómago. Verte en la tesitura de no tener la posibilidad de comprar alimentos… Tremendo.
   Que cada cual haga lo que esté en su mano para ayudar en la medida de sus posibilidades. Si podéis contribuir a mejorar la vida de alguien, os aseguro que merecerá la pena. Estoy convencida de que ya lo habéis probado muchas de vosotras.
   Ojala que entre todos consigamos dar una respuesta a todas estas familias que además de haber podido perder a un ser querido, la pandemia les ha puesto en la necesidad de tener que pedir ayuda… con lo difícil que es. Y lo sé por experiencia.
   Y que sean estas cosas las que preocupen a los políticos, que pongan a las personas antes que a sus intereses, porque somos las personas las que después les votamos y les damos la posibilidad de ejercer las responsabilidades para las que fueron elegidos. Y cobrar por ello, y buenos sueldos.  El clima que se está viviendo en el Congreso de los Diputados es también otra de las cosas que me preocupan, pero en este caso, no me da miedo, lo que me da es bastante asco, pero de eso, hablaremos otro día.
   
   Hasta pronto, amigas!


Comentarios

Entradas populares